Al igual que las personas, los perros también envejecen, y como nosotros, ellos también necesitan unas atenciones especiales en esta etapa de su vida. Es nuestro papel como dueños cuidarles y proveerles de todo lo necesario para encarar su vejez de la mejor manera posible.
Existen varios factores que denotan que el perro es mayor, algunos de los cuales son evidentes, como la pérdida de agilidad, pero otros son más sutiles y solo los notaremos si nos fijamos bien en posibles cambios que nuestro perro haya podido experimentar.
Hay que señalar que cada perro llegará a la vejez en un momento distinto, es decir, no hay una edad que podamos considerar como frontera entre la adultez y la vejez; ésta dependerá de la salud de nuestro perro, de la vida que haya llevado en cuanto a hábitos, alimentación, descanso, etc, y sobre todo de su raza.
Normalmente los perros de razas pequeñas viven más años, con lo cual alcanzan la vejez más tarde. Podríamos situar la frontera de la vejez entre los 6 (en caso de perros grandes) y los 10 años, aunque esto es orientativo y puede variar.
Al convivir con una mascota mayor, o senior, hay que ir variando ciertas rutinas ya que la capacidad del animal para hacer sus cosas cotidianas se ve reducida; por ejemplo tenemos que adaptar la alimentación, reducir el ejercicio o tener más cuidado con temperaturas extremas. Además es bueno observar al perro más habitual y exhaustivamente.
Cuando nuestro perro vaya cumpliendo años es bueno ir observándole cada vez más y estar atentos a los cambios que veamos tanto en su cuerpo como en su comportamiento. Son varios los problemas de salud asociados a la edad y depende de nosotros actuar en consecuencia para atenuar los efectos de la edad en nuestra mascota.
Debemos observar su movilidad; una pérdida de movilidad o agilidad puede ser signo de artritis, uno de los problemas más comunes en perros mayores. Unas razas son más propensas que otras a padecer artritis, pero cualquier perro puede padecerla. Consiste en una inflamación de las articulaciones que produce dolor, dificultades para andar, permanecer de pie o subir escaleras.
Es importante fijarse en la frecuencia con que el perro bebe agua y orina. Si observamos un aumento de estas conductas puede deberse a problemas de salud como disfunción renal, piedra en el riñón o diabetes, que también es una enfermedad común en los perros a partir de cierta edad.
Muy importantes también son los posibles cambios de comportamiento que podamos detectar en nuestra mascota. Estos cambios pueden deberse a multitud de factores y debemos analizar bien en qué ha cambiado: ¿está más irritable? ¿menos enérgico? ¿muy nervioso? ¿ladra demasiado o gime?
Existen cambios de carácter que podemos considerar normales por la propia edad del perro, ya que con los años se vuelven más tranquilos, pero algunos de estos cambios pueden darnos pistas de que haya algún problema subyacente como pueden ser problemas cognitivos, demencia, pérdida de visión, problemas endocrinos o dolores causados por alguna enfermedad.
Otros problemas comunes en los perros mayores son los problemas dentales; es muy importante mirarle bien los dientes y las encías, ya que una infección bucal puede causar problemas graves si no se trata a tiempo. Atentos al olor del aliento que también puede denotar problemas bucales o estomacales.
También es bueno controlar el peso para ver si varía. Un descenso acusado de peso puede ser síntoma de enfermedad. Debemos adecuar la alimentación del perro a su edad y darle pienso específico para perros mayores que contiene los nutrientes que el perro necesita a esta edad, normalmente menos energético ya que sus demandas de energía son menores. Hay que vigilar lo que come, si es una cantidad normal, y también ver si las heces son normales.
Debemos observar si el perro ve bien; las cataratas son muy comunes y le restarán visión. Se ven fácilmente, es una capa blanca en la pupila del ojo. También comprobar que oye bien, así como posibles variaciones en los hábitos de sueño.
En edades avanzadas es bueno aumentar la frecuencia de visitas al veterinario. Cuando el perrito es joven suele bastar con una visita anual a nuestro veterinario para chequear su salud, pero al llegar a cierta edad se recomienda ir al veterinario por lo menos dos veces al año, o más en caso de que el perro sea bastante mayor o muestre síntomas raros.
Debemos narrarle al veterinario cualquier cambio que hayamos notado en el perro; además se le pueden hacer análisis de sangre o de orina. Hay que mirarle bien todo el cuerpo en busca de algún posible bulto en cualquier parte: un bulto puede ser síntoma de cáncer, que es una de las causas más comunes de muerte en los perros, y que cuanto antes se detecte, mejor pronóstico tendrá.
El estado de ánimo del perro también es importante y debemos observar si se muestra confiado y relajado o si por el contrario muestra síntomas de ansiedad, depresión o estrés.
Es normal que nuestro perro tenga ciertos achaques al llegar a mayor, y está en nuestra mano ayudarles a que esta etapa sea más llevadera, observando posibles cambios para actuar con rapidez en caso de algún problema, y facilitando las tareas que antes realizaba con facilidad pero que ahora le cuestan más trabajo.
Aquí os dejamos unos consejos que pueden ayudar a que nuestro perro tenga mejor calidad de vida al alcanzar una cierta edad:
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