El nombre de la oruga que puede atentar seriamente contra la vida de tu perro es procesionaria, se llama así porque siempre se mueve junto a otras “como en procesión”.
Estas orugas crecen en un “bolsón” en los pinos, podéis verlo en la foto del Ayuntamiento de Madrid, y a finales del invierno descienden a la tierra buscando un sitio apto para enterrarse y pupar. Es en el periodo entre que bajan y se entierra en el que podemos encontrárnoslas.
Sea cual sea el contacto que se produzca entre nuestro perro y la oruga tenemos que ir urgentemente al veterinario, el tiempo es oro así que hay que reaccionar muy rápido. Si estamos en una zona de pinares y vemos que nuestro perro comienza a sacudir la cabeza, restregar la lengua, rascarse el hocico y babear debemos partir cuanto antes.
Por supuesto lo ideal es la prevención, así lo perfecto sería no pasear por zonas con pinos al final de invierno, cuando aumentan las temperaturas.
Si es inevitable, observad bien los árboles para ver si detectáis los bolsones de orugas u orugas descendiendo por el tronco o en el suelo, además de pasearlos con la correa para que podáis ir inspeccionando el terreno.
Si tenéis algún pino en vuestro jardín tenedlo súper controlado y ante cualquier signo de infección llamad a un especialista en plagas.